domingo, 4 de julio de 2010

Inmigración Internacional en la región de Antofagasta. Opinión de la población residente en las ciudades de Antofagasta, Calama y San Pedro de Atacama sobre la inmigración en la región

MANUEL CÁRDENAS C., SUSAN YAÑEZ Y., FABIOLA GÓMEZ O. y LEYLA MÉNDEZ C.

PRESENTACIÓN

El Centro de Atención Psicosocial a Inmigrantes Ignacio Martín-Baró (CAI) presenta el informe “Opinión de la Población Residente en la Ciudades de Antofagasta, Calama y San Pedro de Atacama Sobre la Inmigración en la Región”, cuyos datos fueron recogidos durante el año 2009.

Se trata del primer informe del CAI publicado para la región y con datos obtenidos de una muestra representativa de las ciudades incluidas en el mismo. Con él se busca aportar con material que contribuya a la reflexión sobre los desafíos que enfrenta nuestra región para alcanzar una adecuada convivencia entre grupos y contribuir a la integración de las personas extranjeras que vienen a vivir a nuestra zona. Adicionalmente, este estudio pretende aportar al desarrollo de la convivencia intercultural y la formulación de políticas públicas que contengan el prejuicio y la discriminación hacia las minorías étnicas.

Este primer informe se centra en la percepción de la población sobre el número de personas que ha llegado a nuestra región proveniente desde el extranjero, así como sobre la sobrecarga que éstos pudiesen ejercen en algunos servicios públicos. Adicionalmente, se consulta sobre el grado de contacto e intimidad mantenido con ellos, sobre los derechos de las personas inmigrantes, su poder relativo, así como de aspectos culturales, laborales y sanitarios. Por otra parte, en esta encuesta hemos considerado pertinente incluir algunas preguntas sobre las mujeres inmigrantes, dada la progresiva feminización del fenómeno (INE 2002; CASEN, 2006).

Los cambios producidos en nuestra región en los últimos años nos sitúan ante un escenario nuevo e inédito, donde el fenómeno migratorio pasa a ser un tema emergente y de alta relevancia social. Podemos observar cada vez un mayor número de titulares en los medios de prensa referidos a este asunto, así como una creciente percepción de amenaza por parte de las poblaciones residentes en las zonas de recepción. Todo ello sin que existan cifras oficiales que avalen dicha sensación, pero reconociendo la mayor visibilidad que esta población tiene dado el uso frecuente que hace de los espacios públicos. Los datos disponibles nos
informan de la presencia de poco más de 290 mil personas nacidas en el extranjero que residen en Chile (1.8% de la población total), compuesta principalmente por inmigrantes provenientes de países sudamericanos: Perú (28.6%), Argentina (20.5%), Bolivia (6.9%), Ecuador (5%) y  Colombia (3.1%).

En términos generales estas cifras siguen siendo significativamente más bajas que las de chilenos residentes en el extranjero, más de 481 mil personas sin contar sus hijos (en conjunto representarían el 5.6% de la población nacional), según datos del Ministerio de Relaciones Exteriores (2005). Es decir, el balance sigue situando a Chile como un País de emigrantes más que receptor de inmigración.

En lo referido a nuestra región, los datos disponibles (CASEN, 2006) informan de la presencia de 10.157 personas extranjeras en la región de Antofagasta (que equivalen tan sólo al 3.5% del total de inmigrantes del país), correspondientes principalmente a inmigrantes de origen regional (Perú, Bolivia, Argentina y Colombia, principalmente).

Este nuevo escenario de mayor visibilidad de los grupos minoritarios pertenecientes a la población inmigrante y de mayor preocupación por parte de la población de la zona de recepción, ha generado tensiones que pueden llegar a tomar la forma de prejuicio y discriminación hacia dichas minorías. Existe, además, una serie
de estudios que dan cuentan de dicho fenómeno (Cárdenas 2006, 2010), así como de los efectos del mismo sobre la calidad de vida de la población inmigrantes en nuestra región (Yañez, 2009; Yañez y Cárdenas, 2010) y sobre sus modos de adaptación e integración a la sociedad de recepción.

Otro rasgo relevante para el análisis de la inmigración regional es su progresiva feminización. Según los más recientes datos ya el 55% de la población inmigrante son mujeres, las que generalmente viajan solas pero que dejan personas a su cargo en su país de origen. Ellas viajan primero, dada su mayor facilidad para incorporarse al mercado laboral formal (que en nuestra zona se encuentra altamente segregado).
Las principales categorías de inserción laboral para estas mujeres son: “empleadas u obreras” (48%), “servicio doméstico” puertas adentro (13%) y puertas afuera (21%) y “trabajadoras independientes” (13%). Sólo un 4% de las mujeres inmigrantes son empleadoras de otras personas (generalmente inmigrantes). Esta creciente feminización, nos ha impulsado a agregar algunas  preguntas desagregadas para el grupo de mujeres.

La necesidad de estudios sobre la población inmigrante, su calidad de vida y la forma de sus vínculos con la población de recepción resulta sumamente importante, dado sus efectos sobre dichos grupos, pero sobre todo, dado sus efectos sobre el cuerpo social. Este vínculo puede describirse como conflictivo, y los actuales patrones de aculturación nos hablan de la existencia de grupos que cada día más viven en nuestra ciudad pero no mantienen contacto con la población de recepción. Este hecho puede ser fuente de serios conflictos si no somos capaces de abordar seriamente este tema ahora que ciertamente es posible hacerlo.

Esperamos que este material sea tomado como un punto de partida para una necesaria conversación acerca de las mejores formas de hacernos cargo de las modalidades de convivencia que propiciamos con nuestras acciones, así como acerca de las maneras de potenciar la calidad de vida y el bienestar de la población, tanto inmigrante como nacional. Es decir, se trata de cómo nos vamos transformando progresivamente desde una sociedad de recepción a una de acogida.

Deseamos agradecer a todas las personas e instituciones involucradas en las diferentes fases del trabajo que ahora presentamos, las cuales colaboraron desinteresadamente para hacerlo posible. A los voluntarios del CAI, a los profesionales de las organizaciones amigas, a los colegas de la Facultad de Humanidades y a todos quienes aportaron con sus comentarios y sugerencias durante el proceso de investigación. Nuestro particular agradecimiento al Fondo de Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDECYT) por su ayuda, mediante la concesión del proyecto 11070096, que nos ha permitido recabar una amplia base de datos empírica como parte de las actividades de dicho proyecto.

Finalmente, queremos expresar nuestro particular agradecimiento al Decano de la Facultad de Humanidades, Dr. Jaime Barrientos D., por su constante apoyo a las actividades del CAI, el cual refleja su profunda convicción en que se trata de un esfuerzo relevante en el que vale la pena comprometer los esfuerzos de una unidad académica y disponer de un equipo especializado para hacerse cargo de este tema de tanta relevancia regional. Del mismo modo, queremos expresar nuestro agradecimiento a la Secretaria Académica de nuestra Unidad, Sra. Paula Contreras G., y al Director de la Escuela de Psicología, Sr. Emilio Ricci A., por su constante apoyo en las tareas que desempeñamos, por su confianza en que merece la pena apostar por una nueva forma de hacer Universidad, más social, estrechamente vinculada con la comunidad y al servicio de las necesidades de ésta.

Manuel Cárdenas Castro
Director Centro de Atención Psicosocial a
Inmigrantes (CAI)
Escuela de Psicología
Universidad Católica del Norte



Nota para el lector: si se quiere emplear la siguiente información para fines acádemicos se recomienda revisar la fuente original en el link:

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